Esta entrada es para homenajear la especie Aloe. Además de sus bondades curativas, que a esta altura ya todos conocemos, el aloe tiene otra característica muy destacable: su resiliencia.
Tuve en mi casa de Los Angeles un aloe que estuvo desenterrado y con las raíces expuestas, abandonado a su suerte, durante más de un año. No se secó. Perdió un poco de su lozanía pero en cuanto lo volví a plantar volvió a engordar y tomar color, a desarrollarse y dar hermosas flores, loco de alegría.
No tengo fotos de esa maravillosa planta, pero la señora del Succulent Obsession tiene algo que se le asemeja, así que, con su permiso.