Y un día, después de haber jurado durante algunos años que nunca tendría una planta bajo mis cuidados, adopté una. Una batata. Y la pequeña historia fue así: encontré una batata brotada en la cocina y cuando vi tan hermosos brotes, no la pude tirar y la puse en agua para que echase raíces.
Qué lindo brota una batata!
No hay comentarios:
Publicar un comentario